Al menos eso creía. En mi familia mi mamá siempre ha trabajado en Gobierno y mi papá tiene su despacho de abogado en la casa, juntos pudieron construir un hogar donde nada faltó, pero también a nada aspirabamos. Estabamos bien, hasta ahí. De toda la vida me enseñaron que lo mejor sería estudiar todo lo posible, graduarme de la Universidad, si es posible Maestría y aspirar a que una empresa me contrate para ir subiendo escalones hasta llegar al mejor puesto posible.
Básicamente esas eran mis aspiraciones, con buenos motivos pero limitadas. Muy limitadas en cuanto a tiempo, pocas vacaciones y suspirar para que llegue el fin de semana. ¿hacer un viaje de imprevisto? Ni pensarlo.
La tranquilidad de tener tu cheque asegurado me hacia formar mis planes a futuro.
Eso de emprender lo veía como algo lejano, solo para las personas muy arriesgadas que se la viven en deudas y apagando fuegos por doquier. En fin, no sería mi mundo, pensaba.
Pero cuando conocí a mi esposo, quien es alguien que tuvo claros ejemplos con sus papás emprendedores, su visión me inspiró y ahora aquí con este proyecto de Emprende Latina veo cómo todo tiene sentido.
Han cambiado muchas de las percepciones que tenía sobre la vida, vacaciones, libertad, tiempo y trabajo, y si quieres acompañarme en el proceso, sígueme por este blog y con mi newsletter, al cuál al suscribirte te regalo una guía para conocer mejor a tu cliente: https://emprendelatina.activehosted.com/f/29
Nos vemos el próximo lunes.
Un beso enorme
Yamily
Deja un comentario